No Guardes Objetos de Alguien que Falleció: Un Acto de Amor Propio y Bienestar Emocional

El duelo es una de las experiencias más difíciles que enfrentamos como seres humanos. Perder a un ser querido, ya sea por fallecimiento o ruptura, deja un vacío profundo y, a menudo, nos impulsa a aferrarnos a objetos que pertenecían a esa persona. Aunque guardar esos recuerdos parece ser un consuelo temporal, puede tener consecuencias negativas para nuestra salud emocional a largo plazo. En este artículo, exploraremos las razones por las que es importante dejar ir esos objetos y cómo este proceso puede ayudar a sanar nuestro bienestar emocional.
¿Por qué es importante no guardar objetos de alguien que falleció?
1. Permite el proceso de duelo
Uno de los efectos más notables de aferrarse a los objetos de alguien fallecido es que puede dificultar el proceso natural de duelo. El duelo, según los psicólogos, consta de varias etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Guardar estos objetos puede llevarnos a quedarnos atrapados en las primeras etapas del duelo, como la negación o la nostalgia excesiva. Cada vez que vemos estos objetos, el dolor resurge y se vuelve difícil avanzar hacia la aceptación y la paz.
En palabras de María, quien perdió a su madre y guardaba todos sus objetos personales durante años: "Cada vez que abría el armario y veía su ropa, el dolor volvía como si fuera el primer día. No podía avanzar." Solo después de donar gran parte de los objetos, comenzó a sentir alivio emocional.
2. Facilita la aceptación
El proceso de duelo tiene como objetivo ayudarnos a aceptar la ausencia de la persona amada. Deshacernos de los objetos asociados con esa persona no significa olvidar, sino permitirnos aceptar que ya no están presentes físicamente en nuestras vidas. Esta aceptación es un paso crucial para la sanación emocional, ya que nos permite comenzar a crear un nuevo espacio para nosotros mismos y avanzar.
3. Promueve el autocuidado
Guardar objetos de alguien que falleció puede desencadenar emociones intensas cada vez que los encontramos, lo que afecta nuestro bienestar emocional y mental. Priorizar nuestro autocuidado implica reconocer cuándo algo nos está causando más dolor que consuelo. Al liberarnos de estos objetos, estamos tomando una decisión activa para cuidar nuestra salud emocional, lo que nos permite sanar y fortalecernos.
4. Evita la idealización
Es natural que, tras la pérdida de un ser querido, idealicemos su memoria, recordando principalmente sus cualidades positivas. Sin embargo, guardar sus objetos puede intensificar esta idealización y evitar que veamos la relación en su totalidad, con sus altibajos. Mantener una perspectiva equilibrada de la relación ayuda a procesar de manera más saludable el duelo y seguir adelante.
5. Crea espacio para nuevas experiencias
Aferrarnos a los objetos del pasado puede impedirnos abrirnos a nuevas experiencias y relaciones. Al despejar nuestro entorno de cosas que nos anclan emocionalmente, creamos espacio físico y mental para nuevas oportunidades, relaciones y aventuras. Esto no significa olvidar, sino estar abiertos a las nuevas etapas de la vida.
Cómo dejar ir los objetos de alguien que falleció
Dejar ir los objetos de alguien fallecido puede ser un proceso emocionalmente complejo. Sin embargo, es posible lograrlo con tiempo y el apoyo adecuado. Aquí te ofrecemos algunos consejos para ayudarte a navegar este camino.
1. Date permiso para sentir
El duelo es una montaña rusa de emociones. Permítete sentir tristeza, ira, o nostalgia sin juzgarte. Procesar estos sentimientos es esencial para avanzar. Reconoce que el duelo no tiene una línea de tiempo fija, y que cada persona lo experimenta de manera diferente.
2. Haz una selección consciente
Tómate el tiempo necesario para revisar los objetos de la persona fallecida. Es posible que quieras conservar algunos que realmente te traigan consuelo o recuerdos positivos, pero no todos los objetos tienen que permanecer contigo. La ropa, accesorios o cosas de uso cotidiano pueden donarse o desecharse, mientras que los objetos más significativos pueden tener un lugar especial.
Laura, quien perdió a su abuelo, comenta: "Guardé solo su reloj, porque me recordaba los momentos que pasábamos juntos. El resto lo doné, y fue como un peso que me quité de encima."
3. Crea un ritual de despedida
Realizar un ritual de despedida puede ser una forma simbólica y reconfortante de cerrar el ciclo. Puedes organizar una pequeña ceremonia, ya sea a solas o con familiares y amigos, donde honres la memoria de la persona fallecida antes de dejar ir sus pertenencias. Este tipo de ritual ayuda a despedirse emocionalmente y a hacer las paces con la pérdida.
4. Encuentra nuevas formas de honrar su memoria
Si te resulta difícil desprenderte de los objetos físicos, busca otras formas de mantener viva la memoria de la persona. Algunas personas crean altares con fotografías, velas o plantas en honor al ser querido. Otros optan por plantar un árbol o hacer una obra de caridad en su nombre. Estas acciones permiten recordar de una manera saludable, sin la carga emocional que pueden generar los objetos.
5. Busca apoyo
No dudes en buscar ayuda si lo necesitas. Ya sea con amigos, familiares o profesionales de la salud mental, hablar sobre tus sentimientos y recibir apoyo puede marcar una gran diferencia. El duelo es una experiencia difícil, y compartirlo con los demás te ayudará a sentirte menos solo en el proceso.
Experiencias de personas que han dejado ir los objetos de un ser querido
Numerosas personas han experimentado el alivio emocional tras desprenderse de los objetos de un ser querido. Andrea, quien perdió a su hermana, relata: "Durante mucho tiempo me aferré a todas sus pertenencias. Sentía que deshacerme de ellas era como perderla de nuevo. Pero con el tiempo, entendí que esos objetos no eran ella. Donarlos me permitió comenzar a sanar."
Carlos, por otro lado, decidió quedarse solo con una carta de su padre fallecido: "Todo lo demás lo doné. La carta la guardé porque me trae paz leerla de vez en cuando. Me di cuenta de que mi padre vive en mis recuerdos, no en sus cosas."
Dejar ir los objetos de alguien que falleció es un acto de amor propio y autocuidado. No es un proceso fácil, pero al liberarnos de estas pertenencias, nos damos el espacio necesario para sanar, avanzar y crear nuevas experiencias en nuestra vida. No se trata de olvidar, sino de encontrar una forma más saludable de recordar y honrar a la persona fallecida sin que su ausencia nos siga causando dolor.
Recuerda que el duelo es un proceso único para cada persona, y está bien tomarse el tiempo necesario para sanar. La clave está en priorizar tu bienestar emocional y aprender a soltar con amor.
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